Según una leyenda irlandesa que remonta al siglo V, las mujeres pueden pedir la mano de sus novios. Pero, y siempre hay un pero, solo disponen de 24 horas una vez cada cuatro años para hacerlo; de un día para decir la famosa frase a un novio "reticente", y ese día es el 29 de febrero. Cualquier mujer que ansíe llevar el deseado anillo en el dedo puede intentarlo porque el amor todo lo puede... Solo tiene que esperar un año bisiesto.
Al transcurrir otro año, el cuarto, sin propuesta matrimonial, la decoradora Anna Brady decide que ya está bien. Cuando se entera de que una antigua tradición irlandesa permite a las mujeres pedir en matrimonio a sus novios el 29 de febrero, Anna decide seguir a su novio, el cardiólogo Jeremy, de Boston a Dublín y dar el gran paso. Cuenta con el beneplácito de Jack, su rebelde y bienintencionado padre. Simple. Fácil.
Pero los aviones se retrasan, el tiempo hace de las suyas y la mala suerte se pone en marcha, dejando a Anna perdida al otro lado de Irlanda. No le queda más remedio que pedir ayuda al malhumorado y despreocupado Declan. Mientras Anna y Declan discuten cruzando la Isla Esmeralda, descubren algo que hubieran debido adivinar: el camino hacia el amor lleva a sitios inesperados.
Es el tipo de comedia en la que los personajes deben comportarse de modo estúpido e inmaduro porque si no el relato no avanza, y una de las películas más deprimentes sobre el mundo de la pareja desde 'Secretos de un matrimonio'
Agradable comedia romántica, bastante previsible eso sí, pero... ¿acaso no lo son todas? Lo mejor de la película está en la química de la pareja formada por Amy Adams y Matthew Goode, y a destacar especialmente el personaje del primero, que aporta los mejores momentos de la película sobre todo en su faceta más cínica y borde de la primera media hora. Los bucólicos paisajes de la campiña irlandesa también contribuyen a elevar la calidad de la cinta, lo mismo que la banda sonora. Ni de lejos puede compararse a clásicos del género costumbrista con irlandeses de por medio como 'El hombre tranquilo' o 'la taberna del irlandés' pero si no eres demasiado exigente se deja ver.