No mires a los ojos
Perdido y devastado, el protagonista quiere desaparecer cueste lo que cueste. Tal es su desesperación que acabará en un camión de mudanzas dentro de un armario. El mobiliario que alberga el vehículo va a parar a casa de Lucía y Fede, una pareja que vive con su hija adolescente, María.