Atrapado en un pirado
Dave Ming Chang, recién llegado a Nueva York, parece casi un pulpo en un garage. Hay algo en él que no encaja, para empezar, parece totalmente fuera de lugar, e incomodo con su propio cuerpo. Y por una buena razón: Dave no es un hombre, si no una nave hecha a imagen y semejanza del capitán en miniatura que la controla.