Tras el verano
Paula y Raúl, que viven con un niño de 6 años llamado Dani, podrían ser una pareja más. Podrían serlo, de no ser porque Dani no es hijo de Paula, y ésta se enfrenta con el reto diario de demostrar que merece ostentar el “título” de madre. Este conflicto, unido a la separación de la pareja y, como consecuencia, la idea de que Paula pueda dejar de ver para siempre a Dani.