Ji-hyeon, una joven enfermera, sin darse cuenta presencia una violación cuando su propio jefe anestesia a una paciente y abusa de ella. Conmocionada hasta la médula, Ji-hyeon aún tiene la presencia de ánimo para grabar el crimen en su teléfono móvil. Más tarde muestra sus imágenes a sus compañeras de la clínica. Unidos estamos, piensa Ji-hyeon, y les dice lo que se debe hacer: hay que entregar a su jefe a la policía para que la víctima reciba justicia. Pero Ji-hyeon se lleva un duro despertar cuando las imágenes que ha grabado sólo despiertan sospechas y se pone en duda su autenticidad. Ji-hyeon comienza a pensar mucho y se le ocurre su propio crimen. Entonces ella toma una decisión.
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