“Artistas hambrientos”, seres frágiles que sintieron claramente que no servían para la sociedad y trataron de triunfar de todos modos. Cuando las cosas volvieron a funcionar en agosto de 2020, después de meses de encierro y reclusión, ellos fueron los únicos que no pudieron volver a la normalidad. Durante más de un año y medio, dentro y fuera del encierro, Donpasta comparte su vida cotidiana, entrelazada con la de un escenógrafo sin trabajo, un músico sin conciertos y un granjero convertido en poeta. Supervivientes, en una palabra, que sólo necesitaban una buena idea para dejar de flotar en el agua, y así se convirtieron en los Naviganti.
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