¿De qué trata?De entre todos los cineastas que están en deuda con el gran Ennio Morricone, pocos le deben tanto como Giuseppe Tornatore: Cinema Paradiso (1988) fue un gran éxito de taquilla por muchas razones, pero sin duda una de las más determinantes fue la nostálgica partitura de Morricone. Tras esa primera colaboración con Tornatore vendrían muchas otras, razón por la que el director es un buen candidato para llevar a celuloide esta elegía del maestro Morricone apenas un año después de su desaparición.
La película no se limita a ser un resumen de sus grandes éxitos sino que nos ofrece un retrato fidedigno de un hombre complicado y testarudo, cuyo ingenio cambió para siempre el campo de la música de cine, en el que entró a regañadientes.
Su padre, trompetista profesional, insistió en que el pequeño Ennio - que quería ser médico - siguiera el mismo camino. Morricone recuerda la humillación de tocar por comida durante la ocupación de Italia en la Segunda Guerra Mundial. Sus experiencias de tocar a cambio de unos cacahuetes dejaron en él una huella visible porque cuando entró en un programa para estudiar composición, al joven solo le dejaban al principio escribir melodías de baile.
Una larga temporada escribiendo melodías para cantantes populares italianos le llevó a componer bandas sonoras de películas. Esto fue considerado como prostitución musical por sus compañeros de formación clásica. Pero el maestro convirtió en una forma de arte el trabajo, a menudo anónimo, de escribir melodías para acompañar a las películas.
Para los cinéfilos, las secciones más fascinantes exploran su trabajo en los Spaghetti Westerns de Sergio Leone. Hay un análisis fascinante de La Misión, junto con imágenes conmovedoras de un concierto en vivo.
A medida que la película va describiendo su ascenso al éxito y recogiendo las observaciones de sus más famosos admiradores (entre ellos Bernardo Bertolucci, Pat Metheny, Hans Zimmer o Bruce Springsteen), escuchamos tanto explicaciones sobre teoría musical como múltiples anécdotas: cómo una protesta coreada en las calles influyó en una partitura; cómo trabajó las letras B-A-C-H en otra.
Para los aficionados al cine, se cuentan interesantes historias sobre sus experiencias de trabajo con Terrence Malick, Oliver Stone, Dario Argento... pero no, por desgracia, con Stanley Kubrick, que quería que Morricone crease la música de La naranja mecánica. Leone echó a perder esa oportunidad mintiendo a Kubrick; fue el único trabajo que Morricone lamentó no haber conseguido, según dice.
Los entrevistados describen al prolífico compositor como una persona tranquila y reservada, pero hierve de resentimiento cuando recuerda que su duro trabajo en la película 'La misión' fue despreciado en los Oscar de 1987.
También hay momentos de ternura cuando Morricone habla de su esposa María, que escucha sus temas antes que cualquier director.
Este documental de 168 minutos también puede parecer demasiado extenso pero es que Tornatore da por sentado que su público tiene un conocimiento amplio de la cultura popular italiana de los años sesenta.
Morricone compuso al menos 500 partituras de películas y se pueden hacer descubrimientos en las diferentes secciones del documental sobre desconocidas películas italianas que no llegaron al público internacional.
Parece que Morricone podía recordar la composición de cada nota hasta el final de su vida. Los historiadores de la música se sentirán aliviados de que Tornatore estuviera presente para captarlo en todo su esplendor.
PersonajesDirecciónGiuseppe Tornatore ganador de un Oscar, está decidido a rendir homenaje a la carrera de su amigo, de forma redonda, y para ello cuenta con la ayuda de un desfile de talentos de Hollywood. ¿Merece la pena verla?Si eres un gran fan de la obra del maestro, Ennio es un documental imprescindible. Es exhaustivo en cuanto a los detalles que aborda. Lo mejorLa película es fascinante cuando se centra en el desarrollo de su estilo poco ortodoxo y el efecto elevador que tuvo en el cine de género italiano. Lo peorAlgunas de las decisiones de montaje parecen deliberadamente extravagantes. Se dedica tanto tiempo a la película de suspense erótica Love Circle, de 1969, como al final operístico de El bueno, el malo y el feo, de 1966.
La reverencia de Tornatore por el maestro hace que la película sea repetitiva, ya que repite los mismos puntos en un esfuerzo por mostrar la influencia que Morricone ha tenido en la cultura pop en general. Nota
8/10
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