Vincenzo es un sinvergüenza, un ladrón de poca monta, y quiere cambiar de situación. He aquí su brillante idea: secuestrar a los perros de los ricos, quienes para recuperarlos están dispuestos a pagar cualquier cantidad de dinero. El nombre del abducido es Palla di Pelo, un precioso Corgi galés que vive como si fuera el hijo de los Ferragnez en la mansión del diseñador Paki Furlan, un altivo homosexual que trata al perro como si fuera su propio hijo. Vincenzo está junto al único cómplice que puede permitirse: su hijo Alfredo, a quien trata como a un perro. Preparan la carta de rescate, como en las películas: cartas extraídas del periódico, sin remitente. El diseñador, a petición de los misteriosos secuestradores, se presenta a la cita con los cincuenta mil euros en efectivo. ¿Final feliz para todos? En absoluto, porque sabemos muy bien que los seres más bestiales son precisamente los hombres.
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