Para este gigante, Bressane tomó su ópera omnia y la editó en un orden que primero se adhiere a la cronología histórica pero pronto comienza a avanzar y retroceder. Los distintos pasados (años 60, 80, 2000) se comentan entre sí de manera que arrojan luz sobre los temas y las obsesiones de Bressane, que se vuelven cada vez más evidentes y, finalmente, toda una idea del cine se revela al espectador curioso y paciente. ¿Bressane, a partir de ahora, reelaborará El largo viaje del autobús amarillo cuando haga otra película? ¿Será este su último comienzo? ¿Por qué no? ¡El eternamente joven maestro inconformista parece embarcarse en un viaje inaugural con cada nueva película!
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