En esta pelÃcula aparecen más de tres mil insectos cada uno en un solo fotograma. A medida que los colores brillan y cambian en sus cuerpos y alas, es como si el programa genético de millones de años se estuviera llevando a cabo en unos pocos minutos. Es una creación desenfrenada que parece desafiar las explicaciones de evolucionistas y fundamentalistas. Es como el sueño de mescalina de Charles Darwin. La pelÃcula está inspirada en la colección de insectos de Walter Linsenmaier en el museo de historia natural de Lucerna. A medida que cada insecto sigue al otro, cuadro por cuadro, parecen desplegar sus antenas, escabullirse o batir sus alas como si intentaran escapar de las ruedas que los sujetan para siempre en sus vitrinas. Sólo por un momento se engaña al ojo haciéndole creer que estas criaturas muertas todavÃa viven. . .
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