Fue un 3 de julio de 1989. Ese día cambió la vida de Manuel Martínez Couto, un camarero soltero de Lugo que tenía un aire a Sito Miñanco, a El Fary y a Pablo Escobar. Aquel era sin duda su día de suerte: nada más empezar el programa pasó de ser uno de los numerosos asistentes como público del concurso a convertirse en uno de los 9 seleccionados para participar en el programa.Aquella noche fue especial. El azar quiso que de los 9 participantes en el concurso presentado por Joaquín Prat, nada menos que tres fueran originarios de Lugo, algo realmente improbable por el hecho de tratarse de una de las capitales de provincia menos pobladas de España, 70.000 habitantes en aquella época.La primera lucense en concursar fue una peluquera, María Ángeles Goyanes Freire, casada y embarazada de seis meses. El siguiente seleccionado de la ciudad amurallada fue Manuel Fernández Couto, a la postre el ganador del concurso. Por último, Ignacio Fernández Veiga, un maestro de autoescuela, completaría un poco más tarde el inesperado terceto de lucenses.Tras conseguir un acumulado de 4,299,000 de pesetas en los escaparates anteriores, Manuel tenía que adivinar el precio de una máquina de algodón, cuyo valor era de 95.000 pesetas, y a la que tasó en 125.000, valor lo suficientemente ajustado como para permitirle superar a sus dos rivales y acceder a la final.Manuel Fernández Couto hubo de enfrentarse al otro finalista calculando el precio justo de un escaparate que contenía 5 coches, una embarcación fueraborda, un viaje espacial alrededor de la Tierra, un maletín repleto de billetes de 1.000pts, 2 maletas de piel de cocodrilo, un telescopio y un equipo de música de alta fidelidad. Sin pestañear, Manuel calculó el valor de aquel escaparate en 36.550.000 pts, ¡¡¡fallando en su estimación por apenas 57.895 pts!!! En total se llevó más de 40 millones de pesetas, un récord absoluto de la historia de la televisión en aquel momento.El vídeo completoNo te pierdas el vídeo de esta rocambolesca historia, especialmente en el momento que recibe el premio Couto, semejante a cuando el mítico Larry Bird ganó un concurso de triples.Destacamos también del vídeo una frase de Joaquín Prat que a día de hoy sería clasificada de vergonzosa: Un camarero que está acostumbrado a servir jamás estará tan bien servido.