Antes de que existiera Sophia Loren, existía Sofia Villani Scicolone. Nacida en Roma en un pabellón de caridad para madres solteras, Loren fue criada en la extrema pobreza por una aspirante a actriz que era exactamente igual a Greta Garbo. Sin embargo, después de ganar el premio "Miss Elegancia" en el certamen de Miss Italia de 1950, los cineastas no tardaron en darse cuenta de la increíble belleza y talento de la prometedora actriz.
En 1953 ya había conseguido su primer papel protagonista en Aida y había sido acogida por el productor italiano (y futuro marido de Loren) Carlo Ponti.
Una carrera directa hacia el éxito
La invitada más fotografiada en el Festival de Cannes de 1955, Loren se convirtió en una estrella aun mayor a finales de los años cincuenta. Después de que El orgullo y la pasión, de 1957, y Houseboat, de 1958, protagonizadas por Cary Grant, pusieran en valor su aspecto sin exigirle mucho más, el angustioso papel de Loren en Dos mujeres, de 1960, dejó claro a los directores de reparto que una de las mujeres más bellas de Hollywood era también una de las más talentosas.
En una película que recordaba la problemática infancia de su propia estrella, Loren interpretó a una madre que lucha por mantener a su hija de 12 años en una Italia devastada por la Guerra. Se convirtió en la primera actriz en ganar un premio de la Academia por una interpretación en una película en lengua extranjera.
Galeria Sophia Loren en su casa. Italia, 1955.
Los modales discretos, el sentido del humor y la capacidad para escuchar de el legendario fotógrafo David Seymour ayudaron en la creación de retratos que iban más allá de las "tomas glamorosas" habituales, transmitiendo un aire de intimidad relajada. Entre sus temas se encontraban Audrey Hepburn, Joan Collins, Ava Gardner, Kim Novak y por supuesto, Sophia Loren.
Seymour dijo sobre la sesión con Loren: “Fotografié a Sophia en 1955, una actriz en ciernes, hablamos por teléfono y le expliqué lo que quería. Me invitó a una reunión el domingo por la mañana temprano, la encontré en la cama con un negligé azul oscuro aunque estaba hablando por teléfono".
"Se levantó y se cambió de ropa, salimos a un balcón techado de su apartamento y no tuve más que hacer que grabar un torrente de poses que de alguna manera coincidían con mi recuerdo de las pin-ups de la época de la guerra. Todo esto se hizo con un toque de ironía y malicia”.
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