Es un caos divertido, pero todo sigue un orden. Imaginémonos en Tokio, a finales de abril, en uno de esos enormes complejos que combinan centros comerciales y oficinas, ubicado en el animado distrito de Shibuya. Junto al Museo de la Fotografía de la ciudad, se forma una larga cola. Por la extravagancia de sus vestimentas, está claro que no están allí por las exposiciones.
Van en grupos: cinco jóvenes con inspiración en el glam rock, luciendo peinados imposibles de colores chillones y chanclas con calcetines, exhiben cabello y actitud de estrellas de la música, lo cual confirma que, efectivamente, lo son, según nos informa el folleto que nos entregan después de pasar por el traductor de Google. Dos hombres visten únicamente fundoshis, los clásicos tangas de sumo, y profieren gritos de guerra casi en cada paso, haciéndose selfies con cualquiera que se les acerque. Varios hombres y mujeres aparentemente normales observan en silencio la escena, pero al girarse descubrimos que tienen sus narices pintadas, a juego con sus camisetas, cada una de un color diferente. También hay un hombre y dos niñas esperando pacientemente, vestidos con camisetas de un gato rubio, probablemente el suyo.

Se siente la emoción, algunos han estado esperando este momento durante 34 años. Regresan las hamburguesas gigantes, el turrón, la conquista del Castillo de Takeshi, aunque ahora con un humor más moderno, adaptado a las nuevas sensibilidades. La conversación con los fanáticos es una especie de "lost in translation", pero finalmente entendemos que algunos de ellos no solo son seguidores de Takeshi Kitano, sino también participantes en las locas pruebas que los llevan hasta él. "Ha sido increíble, lo hicimos fatal pero nos reímos mucho. Te aseguro que los gritos y risas que se escuchan en el programa son totalmente reales", confiesa Mr. Sato, al que dejamos en la cola con su taparrabos de trapo. El reportero del medio Rocket News se presentó a un casting virtual junto a sus compañeros de redacción y resultaron elegidos cuatro de los 300. La sala donde se proyectará el primer episodio del nuevo Castillo de Takeshi estalla en aplausos: una pareja que se conoció en el concurso anuncia que se va a casar. La grabación tuvo lugar en el verano de 2022, pero el programa requiere una ardua edición: "Es normal que nos haya llevado ocho meses, han pasado cuatro años desde que lo planificamos...", asegura Tsuyoshi Katayama, de TBS, la televisión de Tokio que produce nuevamente el programa junto a Prime Video.

En esta nueva edición, el papel de Takeshi Kitano es casi testimonial, de hecho, es interpretado por una inteligencia artificial. Los productores cuentan que le mostraron el primer episodio con temor: "Lo vio en silencio, se dio la vuelta y dijo: 'Ha sido muy divertido y sí, esto es El Castillo de Takeshi'". Finalmente, pudieron respirar tranquilos. La nueva aventura desprende nostalgia mezclada con tecnología de vanguardia y colores aún más llamativos. Quizás tenga algo que ver que todos los involucrados fueron fanáticos en su momento. James Farrell, vicepresidente de contenidos originales locales de Prime Video, el encargado de convertir el concurso japonés nuevamente en un fenómeno global, conoció Humor Amarillo en 1998 cuando pasó seis meses en Madrid para perfeccionar su español. "Vivía con una familia y lo veíamos juntos. Nos reíamos mucho. Pensaba que era lo más loco que había visto en mi vida", recuerda.
Óscar Prol, responsable de contenidos originales de entretenimiento de la plataforma en España, lleva la apuesta un paso más allá y afirma: "Yo me dedico a esto por El Castillo de Takeshi". El estreno en España del programa en el que hace 30 años cientos de personas perdieron los dientes y la dignidad lo pilotará Encofrados Encofrasa, la productora de David Broncano, con Jorge Ponce como adaptador principal y locutor. "Tenía que ser ellos, son los únicos lo suficientemente locos, en el buen sentido", dice Prol. Lo primero fue adaptar el título y los diálogos a los nuevos tiempos. "Han pasado tres décadas y el humor ha cambiado, era necesario actualizarlo", justifica Ponce.
Nadie mejor para confirmar esa evolución que Fernando Costilla y Paco Bravo, responsables de la segunda generación de Humor Amarillo en 2006, en la recién nacida Cuatro. "Hay cosas que ya no se pueden hacer, que no se deben hacer. Escuchamos chistes de entonces y pensamos que ahora nos matarían", reconoce Costilla. "Los japoneses no sabían que aquí lo llamábamos así, cuando se enteraron se sorprendieron: '¿Pero de qué va esta gente?'", recuerda Bravo, "ahora se puede hacer humor sin cruzar ciertos límites, sigue siendo atrevido pero no hay racismo ni bromas sobre orientación sexual, como solíamos hacer antes".

Nuevas voces se unen a las de nuestra infancia
Las voces míticas de la infancia de muchos y de la juventud de otros regresan junto con un elenco mucho más coral: "Antes lo hacíamos todo, ahora somos artistas invitados. ¡Mucho más cómodo!". A cargo de la narración estará el YouTuber Mr. Jägger, quien disfrutó tanto interpretando al Capitán Tani, al que él llama cariñosamente "Capitán Turronero" por razones obvias, que pidió interpretar a más personajes: "Es una broma tras otra, sin descanso. Yo vería cada episodio un par de veces para captar todo", aconseja por teléfono. Eva Soriano y Dani Rovira interpretan a los concursantes junto con Ponce. Y sí, hay Cudeiros, pero "sin nacionalidad". El trío cambia el barro por el lujo y recibe a la prensa en el hotel Ritz. "Todos necesitamos cariño, hemos pasado por la pandemia y ahora queremos recuperar a esa abuelita a la que miras, la reconoces y te abraza, pero que ha cambiado y ahora se tiñe el pelo de lila", argumenta Soriano. "Tenemos una gran nostalgia y vamos a tener una doble dosis", agrega. "Hay dos cosas que siempre hacen reír en cualquier lugar", augura Rovira, "la primera son las hostias. Eso es universal. Una buena bofetada y un pedo ruidoso, eso gusta en todas partes. Y luego está la actitud japonesa, con un sentido del humor brutal y una tolerancia al ridículo mínima. El programa es una gran despedida de soltero".

Después de presenciar y vivir el caos que supone entrevistar a los tres humoristas, no es difícil imaginarlos en el estudio. Había un guion, por supuesto, pero gran parte del resultado es fruto de la improvisación. "Sobre todo los insultos, las faltas de respeto entre nosotros", señala Ponce. "Es nuestra forma de mostrarnos cariño, a los cómicos les encanta que otros cómicos los insulten", añade Rovira. "Empezábamos con las locuciones tranquilamente y después de un rato ya estábamos diciendo: '¡Tú, desgraciado!'". Y así es como se desarrolla el programa. Si en la generación anterior a Costilla y Bravo se les permitían bromas que hoy serían ofensivas pero se vetaban los temas políticos, en el Castillo de Takeshi de Prime Video habrá algunas referencias a la actualidad. "Es un programa blanco, pero tampoco es infantil...", se defiende Ponce, "y tampoco hay menciones a figuras políticas concretas. Ese personaje se llama parecido, sí, pero se escribe Hay Uso...". El concurso se estrenará en plena campaña electoral, y no está claro si tendrá alguna influencia. "Por supuesto", asegura Costilla, "Sánchez podrá presentarlo como un logro: 'Yo traje de vuelta El Castillo de Takeshi'".
Los ocho episodios de los que consta la primera temporada de El Castillo de Takeshi se estrenarán el 10 de julio de 2023 en Amazon Prime Video. |