Tras sobrevivir a la violencia política en su juventud, la matriarca de la familia, Abuela Alma Madrigal (María Cecilia Botero), recibe una casa mágica en las colinas de Colombia, de la que sus descendientes reciben poderes especiales. Pero Mirabel (Stephanie Beatriz) nunca recibió el suyo. Sintiendo que su falta de don ha defraudado a la familia, pronto descubre que la magia podría estar desapareciendo. Es entonces cuando Mirabel decide investigar lo que está poniendo en peligro la magia...
La magia de los Castillos es algo consustancial a Disney, remontándose a Blancanieves y los siete enanitos, y llegando hasta el filme que nos ocupa, el número 60 de los estudios de animación de la Casa del Ratón. Aquí la Casa Madrigal, por derecho propio uno de los personajes de la historia, se constituye en un hermoso lienzo lleno de una desbordante imaginación en la que se nos narra una historia mucho más intimista (que no pequeña) que en otros filmes recientes de Disney.
En la dirección tenemos a los creadores de Zootrópolis, Jared Bush y Byron Howard, ayudados por la directora Charise Castro Smith, mientras que en el apartado musical está el genial compositor de Moana, Lin-Manuel Miranda.
Siguiendo la larga tradición de heroínas de Disney, en esta ocasión tenemos a Mirabel Madrigal (con la voz original de Stephanie Beatriz), una joven que sigue el esquema de producciones anteriores como 'Raya y el último Dragón' o 'Moana': de carácter dulce pero a la vez mordaz y que no titubea cuando se trata de perseguir su destino. Sin embargo su propósito no parece claro: salvo ella, todos los miembros de la familia han recibido poderes mágicos de la misma fuerza misteriosa que creó su hogar encantado.
Cuando la joven descubre que los poderes de la familia corren peligro, arranca una dinámica aventura que te mantiene atrapado durante todo el metraje. Visualmente estamos ante una obra que desborda colorido e imaginación, intentando crear su propio universo sin necesidad de intentar copiar el de otras películas. Mención especial merece un guion que cuela de forma indolora temas de calado como el peso que supone intentar responder a las expectativas de los demás, la superación de traumas pasados, el empoderamiento femenino en una sociedad tradicional o la reparación de unas tensas relaciones entre hermanos. En general los personajes están bien dibujados, aunque sí es cierto que nos falta un Olaf o un Maui que haga de contrapunto cómico.
Pero que no tema el que va al cine buscando simple entretenimiento: estamos fundamentalmente ante una comedia con tintes de aventura, ambos elementos muy bien resueltos además.
Las justas dosis de realismo mágico ambientado en el exhuberante verdor de las montañas colombianas se benefician tanto de lo limpio de la narración como de la vitalidad de la animación. Toda la película es un homenaje a la cultura y tradición colombianas en la que apenas cabe algún anacronismo.
En el apartado musical, una vez más Lin-Manuel Miranda exhibe su talento para darnos unas melodías pegadizas y unos maravillosos juegos de palabras, aunque quizá falte una canción estelar para equiparar su trabajo con la partitura de 'Vaiana'.
En resumen, 'Encanto' hace honor a su nombre: es una estupenda película equiparable a los mejores logros animados de Disney, supura magia (figurada y literalmente), es francamente entretenida y un auténtico disfrute para los sentidos, disfrutable a partes iguales tanto por niños como por adultos.
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