Críticas de la prensa de EL HAVRE

Entrañable, romántica, tierna y humanista (...) Una auténtica joya.

Kaurismäki echa mano de su distanciado recetario humorístico y compone una obra locuaz y colorista, de trazos limpios y giros transparentes

No hay ningún sermón en 'Le Havre'. Tiene un inmenso encanto en clave menor y el subestimado e inexpresivo ingenio de Kaurismaki nunca va más allá de la superficie 

Un cuento de hadas elegante y sentimental sobre cómo debería ser el mundo, desde un sincero reconocimiento de lo que el mundo realmente es 

Un abrazo cálido a aquellos que se encuentran sin raíces... 'Le Havre les ofrece a ellos y a los espectadores un puerto encantado en la tormenta, un refugio cinematográfico de la vida real 

Kaurismäki regala otra de sus divertidísimas disecciones del frío. (...) Un lúcido alegato contra la hipocresía sin alegato y sin hipocresía. (...) Tan brillante como genial. 

Un encanto y una gracia notables. (...) El tiempo se te hace muy corto y abandonas la sala con una agradecida sonrisa. Los presuntos marcianos de Kaurismäki están llenos de vida. 

Kaurismäki logra la máxima depuración de su identidad estilística (...) Una obra maestra que parece preferir no ser considerada como tal 

Una excepcional película sobre la solidaridad, con un humor absurdo. 

Kaurismäki consigue que el espectador no pierda de vista las miserias materiales, morales y espirituales del mundo real. Pero al mismo tiempo nos conduce, con un espíritu en el que se mezclan la fábula y el cuento de hadas. 

Es posible que no haya en el cine contemporáneo un autor más fiel, más consecuente con el trazo de su firma que [Kaurismäki]. 

Una mirada lúcida y sensible sobre el problema de la inmigración ilegal en Francia. 

El filme es un Aki Kaurismäki puro. Ascético, sensible, capaz de estremecer de emoción. 

Aunque a veces tanto rigor formal aleja al gran público de sus trabajos, en este caso convierte a 'Le Havre' en una entrañable fábula. 

El estilo de Aki Kaurismäki no es muy común y, como cualquier cosa poco común, puede ser difícil de procesar cuando se ve por primera vez. Pero la extrañeza es superable, basta darle un tiempo y aclimatarse para que dé sus gratificaciones. 

Sin grandes énfasis dramáticos, Kaurismäki narra la historia a través de pequeñas acciones y gestos -legado de su admirado Robert Bresson-, usando a la comunidad como gran personaje. 

No es fácil conmover sin pegar debajo del cinturón, y aquí el finlandés lo hace con una palmada en el hombro jamás condescendiente.