Hysteria nos lleva a la Inglaterra del siglo XIX para contarnos la historia de cómo el doctor Joseph Mortimer Granville inventó el primer vibrador eléctrico para tratar lo que entonces se llamaba "histeria femenina". Los síntomas eran insomnio, retención de líquidos, espasmos musculares, irritabilidad o pérdida de apetito.
Esta comedia sexual disfrazada de estudio de costumbres lidia con la hipocresía social sin mancharse demasiado las manos. La directora se decanta por la farsa alegre en detrimento del activismo incendiario.