Vi Una quinta portuguesa esperando una trama profunda sobre la reinvención personal, pero me resultó difícil conectar con los personajes. El ritmo es tan lento que, en varios momentos, me desconecté de la historia. Aunque la actuación de Manolo Solo es sólida, la película no logra transmitir la emoción que pretende. Es una propuesta que, a pesar de sus buenas intenciones, no logra enganchar al espectador. |