Estamos en 1915, en una Francia más agrícola que industrial, donde los hombres se ven obligados a abandonar sus tierras para marchar al frente. Las mujeres, hasta aquí subordinadas a sus maridos, se ven obligadas a gestionar las granjas. Hortense (Baye) hace lo propio con las tierras de su hija embarazada, Solange (Smet). Antes de la cosecha, Hortense contrata a Francine (Bry), una joven sirvienta de la hacienda pública, para ayudarla. Los trabajos en el campo son difíciles pero Francine es infatigable y un reconocimiento mutuo se instaura entre Hortense y la joven. La vida avanza al ritmo de los permisos de los hombres: Constant, el hijo profesor; Clovis, el yerno agricultor y esposo de Solange, y Georges, el hijo pequeño, prometido con la hija del panadero. Sin embargo, Hortense va a sufrir la pérdida de uno de sus hijos y deberá resistir la intención de no someterse de Solange, que sueña con otra vida. En este mundo arcaico en el que todos se someten a la autoridad y al poder del trabajo, Hortense acaba perdiendo el control. El amor que nacerá entre Francine y Georges perturbará su proyecto de unir a Georges y Marguerite. Cuando Clovis es hecho preso, Solange efectúa una liberación sexual inconcebible en aquella época. Para salvar la reputación de su hija, y a pesar del sufrimiento de Georges, Hortense sacrifica a su mayor aliada, Francine, condenándola a volver embarazada de su enamorado a encontrar por sí sola la energía para salir adelante. Hortense tratará de someter a Solange y pagará en soledad el precio de los sacrificios que emprenderá para mantener a todas esas guardianas juntas. |