Maggie es una preciosa chica, con todas la ansiedad y el estrés típico al que se enfrentan las adolescentes. Pero la diferencia con todas las demás es que Maggie está infectada por un virus, y este virus la está transformando lentamente en un zombi. La sociedad existe como un mundo que acaba de afrontar una pandemia global, donde los infectados son tratados como pacientes y donde los muertos vivientes son ejecutados de inmediato. Maggie es tratada en una cabaña por su padre Wade, quien cuida de ella. Él creerá que puede salvarla del virus y devolverle la salud de un ser humano normal. Pero el virus avanzará lenta pero implacablemente sobre ella, consumiendo el cuerpo de Maggie, lo que hará que la tensión entre padre e hija se ponga a prueba más que nunca
Schwarzengger consigue superar el reto de un papel que se enfoca en la vida interior de un hombre en crisis (...) El gore está reducido al mínimo, lo que probablemente disgustará a un público sediento de sangre
Melancólica, pero humanista, 'Maggie' es la rara clase de película que no trata tanto sobre los apetitos de los muertos vivientes como de sus complicadas emociones
En pleno revival zombie en cine y, sobre todo, televisión, llega este título que parte de una premisa sugerente: un padre interpretado por Arnold Schwarzenegger tiene que lidiar con el duro proceso de transformación en muerta viviente de su hija. Estamos ante un relato siempre marcado por la melancolía y tristeza, algo a lo que ayuda una fotografía dominada por colores apagados. Sin embargo el guión de John Scott III resulta demasiado previsible y no explota lo suficiente el vínculo emocional entre padre e hija. Otro defecto de la cinta es que el ritmo resulta demasiado pausado, llegando a provocar hastío en el espectador, especialmente en el segundo acto. Al final es Arnold Schwarzenegger, muy convincente en su papel, el que consigue a duras penas que la cinta no se venga abajo. Una apuesta distinta dentro del género zombie demasiado lastrada por la previsibilidad de su guión y un ritmo excesivamente lento. Pasable sin más.