Tiene la suficiente narrativa como para mantener el interés, aunque la fotografía lírica, en constante movimiento, que hace borrosas las imágenes, ofrece una única emoción que es imposible estirar a modo de largometraje.
La película es demasiado sincera en su expresión de admiración hacia el trabajo del poeta, como para parecer pretenciosa, pero es como un vídeo musical de sus poemas