Un día en la vida de un productor de cine pornográfico, visto a través de sus propios ojos, grabado con una cámara subjetiva para que el espectador pueda sentir que está en su pellejo. Dalton se levanta en mitad del día y recibe una llamada en su teléfono móvil en la que le comunican que una actriz porno acaba de abandonar el plató. Y aquí empiezan los problemas.