Una entrega que aunque obviamente no está al nivel de las dos primeras de la saga (las mejores sin duda) resulta bastante digna y no se merece las críticas negativas que está cosechando. Se agradecen los momentos de humor puntuales - especialmente ese personaje de J.K. Simmons - para evitar que todo resulte excesivamente trascendental. También saben explotar al máximo el carisma de Arnold Schwarzenegger, estupendo en su papel (se come con patatas al resto del reparto). Resulta un acierto el que esta entrega sea un reseteo de la saga, alterando lo visto en la primera pero respetando al mismo tiempo el universo cinematográfico. Quizá haya que achacarle una puesta en escena bastante convencional por parte de Alan Taylor y que Emilia Clarke se muestre incapaz de hacernos olvidar a Linda Hamilton. Un buen entretenimiento veraniego con algunos fallos de guión. |