Una entrega de la saga que, desgraciadamente, no aporta nada relevante. El problema es Simon Kinberg, que ya ha adaptado otros cómics de superhéroes para la Fox con malos resultados (X Men 3 o el reboot de los 4 Fantásticos). Kinberg firma el guión en una historia en la que colaboró el director Bryan Singer y éste es una dicotomía que no se acaba de integrar: por un lado retoma las tramas de los personajes veteranos y por otro renueva la saga con una segunda generación que, según parece, pretende tomar el relevo en los años 90. La coherencia brilla por su ausencia, el desarrollo de personajes no importa y todo se pierde en situaciones rutinarias y conversaciones aburridas. No nos muestran el origen o motivaciones del villano y le secundan tres secuaces de pacotilla. En el lado positivo, Quicksilver pide a gritos una película para él solo y Rondador Nocturno resulta divertido. Una película de la que esperaba mucho más. Pasable sin más.