De este drama, un bello retrato, exquisitamente detallado, del artista británico J.M.W Turner podemos decir sin temor a excedernos que se trata de una de las mejores películas que se han hecho de pintores. Mike Leigh, uno de los grandes directores actuales del cine británico, combina magistralmente los momentos de intimidad con otros más épicos, dotando al filme de lirismo y envolviendo todo ello en un aura de misterio. Atención a la magistral interpretación de Timothy Spall en un papel que casi se diría ha sido escrito a su medida, tal es la implicación del actor. El único pero es un metraje algo excesivo que a pesar de todo no sufre altibajos y se sigue con interés. Recomendable. |