Una película que a priori tenía todos los ingredientes para convertirse en el 'blockbuster' del año pero que se ha quedado en mucho menos. Sin ser el desastre que muchos comentan, la película renuncia a ese aire trascendental de 'Batman vs Superman' puesto que sus protagonistas son villanos, dando pie en numerosas ocasiones a ingeniosas frases de sus protagonistas. El director David Ayer potencia a los personajes por encima de la historia (algo habitual en su filmografía) aunque el protagonismo es mucho mayor en unos que en otros, uno de los defectos del filme (Deadshot y Harley Quinn son los que aparecen más). Los cambios de guión a los que la productora obligó a hacer sobre la marcha se notan para mal. Como nota positiva, Ayer equilibra perfectamente ambas vertientes del filme: el humor colorista y la maldad mugrienta, dando lugar a escenas muy potentes. Con todo, el peor problema de 'Escuadrón suicida' es el enemigo, un personaje completamente esquemático y carente de interés dramático. Un entretenimiento ligero sin mayores pretensiones.