Estamos ante una auténtica diversión palomitera, un brutal espectáculo visual en el que no se ahorra en ningún momento la presencia de Kong y el resto de monstruos del relato. En el lado negativo, su guión y los personajes -demasiado arquetípicos- resultan muy endebles con la excepción de John C. Reilly que hace un gran trabajo con el suyo. Hay algunas escenas de acción verdaderamente flipantes - esa secuencia de los helicópteros - y el diseño visual resulta sobresaliente. Una peli muy, muy divertida pese a desarrollarse a partir de una historia muy básica. |