Como ocurre en otras películas anteriores del realizador Tarsem Singh, éste parte de un guión con una premisa original que después se pierde irremisiblemente en la nada adornado con un envoltorio visual de gran belleza. es ésta una película fría e impersonal repleta de recursos cinematográficos manidos y giros que se ven llegar a la legua. Carente de todo estímulo salvo algún momento notable del gran Ben Kingsley y de un por lo demás apático Ryan Reynolds. Una pérdida de tiempo. |