La premisa resulta prometedora - los abusos de Wall Street, el espectáculo de los medios - aunque el resultado final es un tanto depcionante. Con todo hay que reconocer que el filme resulta entretenido sobre todo por saber mantener un ritmo ágil durante todo el metraje y por el uso inteligente que hace de los monitores del estudio para crear pantallas dentro de la pantalla. En cuanto a los personajes, aparte de reconocer la previsible química entre Roberts y Clooney, decir que O’Connell consigue transmitir la desesperación del suyo, justo lo contrario que el de Jimmy McNulty, bastante soso. Filme para pasar un buen rato que fracasa a la hora de introducir reflexiones algo más profundas. |