El director británico Stephen Frears nos acerca al personaje de una aristócrata que soñaba con ser cantante de ópera y lo logró, pese a que cantaba horriblemente, y lo hace con una visión amable en la que defiende el hacer las cosas con pasión aunque no se hagan demasiado bien. Basada en un hecho real, quizá lo más interesante de la cinta es la relación entre Foster Jenkins y su marido, auténtico promotor y protector de su carrera. El buen hacer del reparto encabezado por Streep y un encantador Hugh Grant ayuda a que el grado de comicidad de la cinta alcance casi la perfección. Entre los contras, la narración tiene un tono televisivo, de estructura sencilla, y se queda un poco a medio camino en su intención de mostrarnos una historia agridulce de engañoa una pobre mujer. Estupenda puesta en escena y grandes interpretaciones hacen que valga la pena verla. |