Pese a ser un género declarado muerto, el western sobrevive cada año con un pequeño puñado de películas que demuestran lo falso de tal afirmación. Y esta película, si bien no aporta nada nuevo al género, al menos está concebida como una robusta pieza muy bien elaborada y con unos giros de guión muy bien trabados en el desarrollo de su historia. Aquí Natalie Portman coincide con dos de sus compañeros en Star Wars, Joel Edgerton y Ewan McGregor, interpretando a una mujer de complexión pequeña aunque mentalmente muy fuerte cuyo marido está a punto de morir tras ser acribillado a balazos. Tras dejar a su hija al cuidado de una amiga, contratará la ayuda de un pistolero bebedor. La historia tiene un cierto trasfondo feminista y su escena final resulta fantástica. El filme está riodado con un ritmo pausado y visualmente resulta muy hermoso. En definitiva, un western muy estimable. |