Una reflexión sobre el proceso de crecer. Se abordan cuestiones la de los niños que deben hacerse adultos a la fuerza y la de por qué los adultos se comportan a veces como niños. Pese al dolor que sienten los protagonistas, Koreeda lo plantea de un modo tan suave y discreto que el drama ante el que nos encontramos acaba un tanto diluido y convertido en un agradable relato trufado de sentimientos tiernos e inocentes. Lo más destacable del filme es cómo se entra en los pequeños detalles que recrean la interacción familiar: las comidas, las conversaciones mientras pasean, la primera vez que se pintan las uñas... Un filme de gran belleza visual y sonora que corre el riesgo de aburrir al espectador ante la falta de conflicto y de intensidad dramática de los personajes.