Three Kilometres to the End of the World

Ver esta película fue una experiencia desgarradora y profundamente personal. Me sentí completamente asfixiado por la representación de mentes estrechas y la lucha por encontrar el propio ser en un mundo que a menudo te obliga a encajar. Las restricciones y la crueldad de la ortodoxia mostradas en pantalla me golpearon directamente, recordándome situaciones vividas.

Lo más impactante fue cómo el director, Pârvu, abordó el tema de la figura queer marginada con una honestidad brutal y sin adornos, lo que hizo que la distancia espiritual del personaje resonara con urgencia en mí. Sentí el mismo deseo ardiente de escapar y el dolor de intentar encajar.

Siento que ya he visto esta película (o al menos la fórmula) en al menos otras tres películas de la nueva ola rumana (¡aunque sigue siendo muy buena!)

Al ver esta película, me sentí profundamente conmovido por la dura realidad de ser sacado del clóset sin consentimiento y las terribles consecuencias de la falta de aceptación familiar. El filme me sumergió en la angustiosa historia de Adi, un joven rumano que, tras una brutal agresión, ve cómo la investigación policial revela los motivos ocultos de su entorno.

Lo que más me impactó fue cómo el director, Emanuel Pârvu, explora las dinámicas de un pueblo donde todas las familias están conectadas y tienen sus propios problemas, logrando una narrativa íntima y sin clichés. Fui testigo de cómo pequeñas decisiones escalan, incluso el intento de su padre por 'resolver' la situación, lleva a una espiral incontrolable que atrapa a Adi. Me sentí asfixiado por la crudeza y realismo de la película, viviendo el mismo pesar que el personaje. Espero sinceramente que, en el futuro, un simple beso no despierte tanto odio."