Luego de haber sido madre, Romina decide volver a la casa familiar. Alejada del padre de Ramón, su hijo, se refugia en la casa de Mónica, su madre. Allí se ve sumergida en la temporalidad de su madre, de ella como hija, e intenta dilucidar qué desea. Quiere saber cómo era antes de la experiencia del amor a su hijo: empieza a dar clases de alemán, intenta retomar su vida de soltera, salir de noche. Necesita comprender quién es, retornando a sus orígenes y reconstruyendo algo de la historia familiar. |