En 2013, una unidad de filmación llegó a la Isla del Faro Rojo para realizar un documental de la cultura Ticolense que habitó allí y sobre cómo la convirtieron en un lugar de extermino masivo.
Una vez instalados en la isla, alejada de toda civilización y tecnología, la cámara quedó inutilizable por un problema técnico.
Pero eso no fue un hecho aislado y León Icanobiff, el encargado del making of, grabó con su pequeña cámara todo lo que ocurrió después. Éste es su sangriento legado.
|