Sutter cree llevar una vida perfecta, es el alma de la fiesta, no se pierde una. Lo cierto es que, a parte de trabajar en una tienda doblando camisas, es en lo único que invierte su tiempo. Estudiar no entra en sus planes, pero ¿hay algo que lo haga a parte de las fiestas y las chicas? La respuesta cambia una mañana cuando se despierta tirado en un césped al que no sabe cómo ha llegado y se encuentra con Aimee.
Una joven, de la que a pesar de no saberlo, era compañera de clase y le demuestra que no todo gira en torno a la juerga. Pero Aimee no es como las demás, no es muy social, nunca ha tenido un novio y parece necesitar ayuda. Por primera vez queda en las manos de Sutter marcar una diferencia en la vida de otra persona y centrarse, o por el contrario, arruinarla para siempre y seguir viviendo sin preocuparse de las consecuencias del mañana. |