Juana (María Onetto) le dice a Juan (Carlos Belloso) que quiere separarse. Sin hijos, desacuerdo en cuanto a la división de bienes ni terceros en discordia, no hay discusiones. Con la típica determinación femenina para estas cuestiones, Juana comunica que su amor se terminó, y eso es todo. Mantiene el cariño, un cariño maternal, rayano en la lástima, que es casi más doloroso que el encono. Asistimos, entonces, al intento de reconstrucción moral de ese hombre descolocado. Para algunos, volver a la soltería es una fantasía en la que se oye el ruido de rotas cadenas y se recobra el tiempo perdido. Para otros, como Juan, significa empezar de cero o, peor, retroceder varios casilleros. |