En un barco con destino a Génova se encuentra un niño harapiento, un pequeño Padua, que fue vendido por sus padres a una compañía de acróbatas y se vio obligado, para poder alimentarse, a hacer todo el trabajo en el circo. Ahora, fugado durante una escala en Barcelona, el cónsul italiano había regresado. Lástima y hasta curiosos, algunos viajeros extranjeros hacen que el niño, que se retira en su litera, sueñe con una comida digna, una chaqueta nueva y llevar el resto del dinero a unos padres tan pobres que tuvo que venderlo. Pero cuando por casualidad siente que esos viajeros, charlando entre ellos, cotilleando sobre Italia y los italianos, no dudan en tirarme mi dinero a la cara, gritando que no acepten limosna de quienes insultan a mi patria.
Leer más >