El capitalismo de libre mercado no sólo ha afectado el flujo de capital sino también la migración global de mano de obra. Los trabajadores cruzan fronteras nacionales hacia países “desarrollados” o “en desarrollo” y aceptan trabajos mal remunerados en el sector de servicios. El creciente número de trabajadores internacionales y nuevos inmigrantes, generalmente de diversas naciones y etnias, ha comenzado a tener cierto impacto en la sociedad receptora. Por ejemplo, en Taiwán, el atractivo de los altos ingresos podría someterlos a la explotación de los empleadores. Y los responsables políticos y los empleadores rara vez tienen en cuenta su sensación de desplazamiento.
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