Hay momentos a los que nos conducen nuestros sueños, nuestras decisiones, nuestros actos y, sobre todo, nuestros errores. Son instantes en que el pasado o el presente se hace insostenible, en los que aquellos que nos rodean pueden ser amigos incondicionales o enemigos absolutos, y en los que decidimos jugarnos por todo sin importar que con ello arrasemos con los demás o nos juguemos la vida. |