El primer episodio de esta tercera temporada ofrece una visión intrigante del caso de Kimberly Fattorini, pero en algunos momentos se siente apresurado y superficial. Aunque se agradece el intento de humanizar a la víctima, ciertos aspectos clave quedan sin explorar. La narración de Holly Madison es adecuada, pero podría beneficiarse de una mayor emotividad. En general, es un comienzo decente, pero hay margen de mejora en la profundidad del contenido. |