El país de los sueños • Crítica

¿De qué trata?

Una niña de 11 años, Nemo (Marlow Barkley), vive con su protector padre viudo Peter (Kyle Chandler) en una isla remota en un lugar de la costa norte. Pasan los días navegando, cocinando y cuidando su casa del faro. Él la duerme cada noche contándole grandes historias de búsqueda de tesoros y aventuras con su mejor amigo Flip (Jason Momoa), un bribón vestido como un feriante bohemio con cuernos de carnero, pelo largo y fibroso y colmillos en vez de dientes. Una noche de tormenta, después de contarle una de esas emocionantes historias, su padre muere durante una llamada de rescate en el mar enbravecido.

Nemo, convertida ahora en huérfana, es enviada a vivir con su distanciado y ocupado tío Philip (Chris O'Dowd). Los días oscuros se suceden y sus sueños se convierten en una vía de escape con la que aspira a reunirse con su padre. En lugar de ello, la guían por un camino traicionero que implica un mapa de perlas que conceden deseos y, una vez más, al amigo de su padre, Flip, que ha perdido la memoria. Mientras tanto, un malvado agente de la oficina (Weruche Opia) y un monstruo de humo los persiguen, amenazando con desbaratar su misión.

Gracias a las buenas interpretaciones de Barkley y Momoa, el guión de David y Michael Handelman maneja con soltura los tropos de las buddy movies y las road trips, derrochando encanto y astucia. Los escenarios de ensueño, ambientados en mundos extravagantes en los que un niño con pompón conduce un camión de la basura y un aficionado al hockey monta en un ganso gigante por montañas nevadas, se convierten en escenarios en los que los actores muestran su excelente química.

En el apartado técnico, la partitura de Pinar Toprak resulta un tanto sentimental, mientras que la fotografía de Jo Willems resulta encantadora al utilizar una paleta de colores saturada, rebosante de vida, que capta a la perfección el estado onírico de la protagonista.

Personajes

Dirección

Aunque gran parte de la trama tiene un fuerte componente sentimental, parece que el realizador Francis Lawrence no es capaz de dar con la tecla para extraer toda la fuerza emocional necesaria al material del que dispone, y más teniendo en cuenta que se trata de una niña indefensa y de su tío desamparado. 

El guion transmite un claro mensaje antisistema (desde la educación poco convencional de Nemo hasta la postura desafiante de Flip respecto a la policía).

¿Merece la pena verla?

Estamos ante una película fantástica y de aventuras claramente orientada a los más jóvenes que muestra grandes aspiraciones más allá de ser una divertida fábula envuelta en unas coloridas imágenes. Su premisa ya la hemos visto antes cientos de veces pero ello no es óbice para que siga funcionando.

Lo mejor

Las secuencias oníricas resultan absolutamente espectaculares.

El montaje mantiene el ritmo de la película en todo momento.

El papel de Momoa, que se aleja de sus personajes habituales de tipo duro, es un soplo de aire fresco.

Lo peor

El diseño artístico deja bastante que desear en algunos moemntos de la película.

La excesiva duración de la película.

Nota