'El silencio de los corderos': Anthony Hopkins y Jodie Foster, juntos en el 30 aniversario

En los anales de la historia del cine, pocos papeles hay tan recordados como el de Anthony Hopkins como el asesino en serie caníbal, el doctor Hannibal Lecter, en 'El silencio de los corderos' (1991) junto a Jodie Foster. En una reciente entrevista para Variety, Hopkins y Foster recordaron el tiempo que pasaron en el rodaje de la película, durante el cual Hopkins reveló de forma divertida que el título de la película le hizo pensar que iba a ser un cuento para niños.

"Mi agente envió un guión. Me dijo: "¿Por qué no lees esto? Se llama El silencio de los corderos". Le dije: "¿Es un cuento para niños?". Era una calurosa tarde de verano, me llegó el guion y empecé a leerlo. Después de 10 páginas, llamé a mi agente. Le dije: "¿Es una oferta real? Quiero saberlo. Este es el mejor papel que he leído". Leí el resto del guión, y [el director] Jonathan [Demme] vino un sábado por la tarde y cenamos. Y le dije: "¿Esto es de verdad?" Y él dijo: "Sí". Le dije: "De acuerdo". Era un tipo maravilloso con el que trabajar. No podía creer mi suerte, y tenía miedo de hablarle [a Foster]. Pensé: "Acaba de ganar un Oscar".

Según Foster, la razón por la que quiso interpretar el papel de Clarice a pesar de su tímido exterior fue que representaba un nuevo tipo de héroe vulnerable.

"Para mí, con [la búsqueda de una forma de interpretar] a Clarice, también se trataba de su voz, sobre todo porque era alguien que había quedado marcada por el degüello de los corderos, el sonido y cómo no había nada que pudiera hacer para ayudarlos. Mi madre me dijo: "¿Por qué quieres interpretar a este personaje tan callado y tímido? [Clarice] tenía esa tranquilidad [cuando entra en un ascensor, donde está rodeada de otros agentes masculinos del FBI que se elevan sobre ella]. Era casi una vergüenza que no fuera más grande, que no fuera más fuerte, esta persona que intenta superar el fracaso del cuerpo en el que ha nacido. Comprendí que esa era su fuerza. En cierto modo, era igual que las víctimas: otra chica en otra ciudad. El hecho de que pudiera relacionarse con esas víctimas la convirtió en la heroína".