Ángel Fernández Franco (Barcelona, 22 de enero de 1960 - Monteagudo, Murcia, 26 de febrero de 1991), más conocido como el Torete fue un delincuente y actor español en la trilogía de Perros callejeros.
De delincuente a actor
Barcelona, primeros días de agosto de 1976 . El director de cine José Antonio de la Loma acaba de empezar el rodaje de su nueva película protagonizada por un joven de catorce años, Juan José Moreno Cuenca, El Vaquilla, del que además era el tutor legal. Al enterarse de que las escenas de persecuciones iban a ser rodadas por un especialista, un enfadado Vaquilla roba un coche para demostar que él podía rodar las secuencias. Tras una persecución por las calles de Barcelona con múltiples efectivos de la Guardia Civil, el Vaquilla es detenido y De La Loma tiene que buscarse otro protagonista para su película.
Tras un improvisado casting con chicos de la zona como el Carica , el Fitipaldi , el Veneno o el Piruli, el director topa con uno que da el perfil que busca tras recurrir al Tío Manolo, el patriarca del barrio de La Mina. El elegido es Ángel Fernández Franco, alias el Trompetilla, al que hábilmente bautiza De La Loma como El Torete, el alter ego del Vaquilla.
En apenas un año, Ángel se convierte en la nueva estrella del cine español.

Actor y... especialista
Al igual que el Vaquilla, el Torete es un auténtico especialista a la hora de rodar escenas de persecuciones. Con una metodología inconcebible hoy en día, José Antonio de la Loma rodaba las escenas de persecuciones a pelo, sin extras: las personas que se veían eran gente que iba por la calle y se sobresaltaba cuando prácticamente le rozaba el vehículo que conducía el Torete a toda velocidad.
Paco Marín, el operador de cámara de Los últimos golpes de ‘El Torete’, la tercera entrega de la trilogía, recuerda una persecución con un Seat 1430: "Un señor que estaba aparcando su Citroën 2 CV, de golpe abrió la puerta y nos la llevamos por delante. Unas décimas de segundo después y lo podríamos haber matado".
"Las persecuciones se rodaban a pelo, las personas que aparecen caminando por la calle no eran figurantes, nadie controlaba el tránsito, Rémy hacía sonar el claxon como un loco, la gente se acojonaba...”, recuerda Paco Marín con una sonrisa.

Actor... más o menos
Ángel no siempre entendía la frontera entre la ficción y la realidad. Más de una vez le tuvieron que explicar que los besos de cine eran falsos. "A algunas actrices les metía la lengua hasta la campanilla", asegura el actor Bernard Seray.
La mezcla entre realidad y ficción era una constante en la trilogía del Torete. Si en 'Perros callejeros', Ángel representaba la vida del Vaquilla bajo el nombre del Torete, en 'Perros callejeros 2' se representaba a sí mismo, a Ángel. Y en la tercera, 'Los últimos golpes de ‘El Torete',la pareja de delincuentes eran el Torete y el Vaquilla. Quizá por eso Ángel no supo distinguir la frontera que separaba la ficción de la del abismo: "Fue una lástima. Si lo hubieran ayudado un poco para salir de su mundo y para ser actor profesional...", se lamenta Seray.
Lola, una amiga de la infancia, se entristece al recordarle: "La fama se le subió a la cabeza y se quedó estancado. Me dio pena como acabó".

La caída en el olvido
En 1987, Ángel es detenido por la policía en Vilafranca del Penedès con 50 gramos de cocaína y una pistola del calibre 32, mientras se encontraba en libertad condicional tras haber sido detenido por un presunto delito de tráfico de drogas.
En sus últimos años rehizo su vida en Monteagudo (Murcia) trabajando como transportista de una empresa. Allí se enteró de que había contraído el SIDA. Falleció de esa enfermedad en 1991. Está enterrado en un nicho del Cementerio de Montjuic, en Barcelona. |