Meg Ryan, la actriz estadounidense de 61 años, hizo una rara aparición pública en una proyección del documental de Michael J. Fox, Still, en Nueva York el pasado jueves. La tersa tez de la estrella de Sleepless in Seattle y sus morritos más carnosos alimentaron los rumores de cirugía plástica, que ella siempre ha negado.
El documental, una combinación de elementos documentales, de archivo y de guión, muestra la trayectoria vital de Michael J. Fox en sus propias palabras, desde su crianza en una base militar canadiense hasta alcanzar el estrellato en el Hollywood de los años ochenta.
También narra su viaje privado, incluidos los años que siguieron a su diagnóstico secreto de enfermedad de Parkinson a los 29 años. Meg Ryan apoyó la película de su amigo en la proyección, que se estrenará en Apple TV+ el 12 de mayo.
Meg Ryan siempre ha desechado los rumores sobre su aspecto. Ella dijo en una entrevista de 2015 con la revista Porter: "No presto mucha atención francamente.... Hay mucho odio en el mundo de hoy. Es tan fácil juzgar. Imagínate ser un hater, qué estúpido".
Sin embargo, el cirujano plástico Mark Youssef, analizando su rostro para Hollywood Life, afirmó que Ryan se había sometido a "demasiadas" alteraciones. Especuló que se había hecho relleno o transferencia de grasa a las mejillas, una operación de nariz, inyecciones en los labios, Botox, lifting facial e incluso un procedimiento de rejuvenecimiento cutáneo con láser. |