En el quinto día del Festival de Cine de San Sebastián, dos películas han destacado por su enfoque singular en el terror y la realidad distorsionada: 'El llanto' y 'El hombre que amaba los platos voladores'. Ambas obras ofrecen una exploración profunda de los miedos y las mentiras que moldean nuestras vidas, cada una a su manera.
El llanto: un horror psicológico sutil
El llanto, dirigida por Pedro Martín-Calero y coescrita con Isabel Peña, se adentra en el horror psicológico a través de la historia de Andrea, interpretada por Ester Expósito. Esta joven, que descubre su origen argentino, se ve acosada por una presencia masculina que solo ella puede percibir, mientras comienza a escuchar el llanto de una mujer desde un edificio familiar. La película se divide en capítulos, cada uno centrado en diferentes mujeres conectadas por una entidad malévola que se perpetúa de forma cíclica, recordando a 'It Follows' en su concepción del legado del terror. La narrativa se desarrolla de manera sutil, evitando la sobreexplicación, y culmina en un clímax visualmente aterrador que deja una huella profunda en el espectador.
El hombre que amaba los platos voladores: comedia y credulidad humana
Por otro lado, El hombre que amaba los platos voladores, dirigida por Diego Lerman, ofrece una perspectiva más cómica pero igualmente crítica sobre la credulidad humana. Basada en hechos reales, la historia sigue a José de Zer, un periodista argentino que, en 1986, se obsesionó con la idea de que los ovnis habían visitado un campo quemado en Córdoba. A través de un relato que flirtea con la realidad y la ficción, Lerman invita al público a cuestionar la veracidad de lo que ve. Esta película no solo entretiene con su humor, sino que también reflexiona sobre el poder de la mentira en la sociedad contemporánea, planteando interrogantes sobre lo que consideramos real.
Ambas películas, aunque diferentes en su enfoque y tono, comparten un hilo conductor que examina las complejidades de la experiencia humana. 'El llanto' aborda el horror inherente a las historias de vida y las sombras del pasado, mientras que 'El hombre que amaba los platos voladores' juega con la delgada línea entre la realidad y la fantasía, usando el humor para desentrañar la locura de la creencia.
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