Piense en esto la próxima vez que vaya a Disneyland y se encuentre abrazando a uno de esos adorables personajes disfrazados: la persona debajo de ese disfraz puede estar sin atención médica. O no tiene suficiente dinero para pagar el alquiler y está durmiendo en su automóvil. O está sobreviviendo con cupones de alimentos o directamente de la beneficencia.
Ese es el mensaje que intenta dar al mundo el nuevo documental de Abigail Disney y Kathleen Hughes, "The American Dream and Other Fairy Tales", que se ha estrenado a nivel mundial en el Festival de Cine de Sundance. Disneyland puede ser “El lugar más feliz de la Tierra” para aquellos que pueden permitirse el lujo de visitarlo, pero no tanto para los “miembros del elenco”, como la compañía llama falsamente a sus trabajadores.
Kathleen Hughes y Abigail Disney, autoras del reivindicativo documental en una imagen promocional del festival de cine Sundance.
Una heredera Disney con principios
Abigail Disney ha estado embarcada en una cruzada para arrojar luz sobre la desigualdad económica durante años, y se encuentra en una posición bastante única para hacerlo, ya que es la nieta del cofundador de la compañía, Roy. “Tener el apellido Disney es como tener un extraño superpoder que no pediste”, comenta en la película, y luego admite que se siente “cómplice” porque sus considerables activos provienen en gran parte de su herencia de acciones de la compañía.
Estas acciones son terriblemente valiosas, gracias en gran parte a que la compañía, como tantas otras en Estados Unidos, prioriza las ganancias y los accionistas sobre la vida de sus empleados ("miembros del elenco"). El documental presenta comentarios de cinco de esos empleados, que han trabajado allí por períodos que van desde los 5 hasta los 47 años. Describen con detalles vívidamente inquietantes sus luchas para llegar a fin de mes con ingresos de solo 15 dólares la hora, más 75 centavos adicionales por hora para los turnos de noche. El dinero no llega muy lejos en el área de Anaheim, condado de Orange, donde un análisis reciente ha demostrado que para alcanzar un salario digno deberían cobrar más de 24 dólares por hora. La situación de los trabajadores se volvió aún más grave durante la pandemia, cuando miles de ellos fueron despedidos.
Abigail Disney la sobrino nieta de Walt Disney en una imagen reciente.
Compare su situación con la del ex director ejecutivo Bob Iger, cuyos ingresos en 2018 fueron de 65 millones de dólares. En 1967, el salario de Roy Disney, incluidas las opciones sobre acciones, era solo 78 veces mayor que el de los trabajadores peor pagados de la empresa, en comparación con la disparidad que hay hoy en día que sería miles de veces mayor. “La compañía Disney es la zona cero de la creciente desigualdad en Estados Unidos”, comenta uno de los entrevistados en la película, que incluye a varios profesores universitarios y escritores como Kurt Andersen y Neal Gabler, este último autor de 'Walt Disney: The Triumph of the American Imagination'. Un miembro del Concejo Municipal de Anaheim describe su ciudad como “una historia de dos ciudades”, con una sección sur severamente deteriorada que no se beneficia en nada de los enormes subsidios y exenciones de impuestos otorgados a Disney y a los otros parques temáticos.
Un documental que repite fórmula
La película incluye imágenes de Disney testificando ante un comité del Congreso, donde es acusado de promover el “socialismo” y el “marxismo” por miembros republicanos, como era de esperar. También le escribió a Robert Iger el anterior presidente de Walt Disney Company, quien respondió reconociendo los problemas de los trabajadores de la empresa, pero culpando al gobierno por fallarles.
Robert Iger en sus tiempos como presidente de Walt Disney Company.
El documental repite el mensaje ya escuchado en otros tantos similares, cuando amplía su alcance para examinar el dramático aumento de la desigualdad económica en los Estados Unidos, desde la prosperidad de la clase media en la década de los 50 hasta la era actual en la que demasiados trabajadores ganan un salario mínimo, pero no un salario digno. No es que los argumentos de la película no sean sólidos, incluido un comentarista que describe sin tapujos "el empobrecimiento sistemático de los Estados Unidos" que comenzó en la década de 1980 y las acusaciones condenatorias a figuras como Ronald Reagan y el economista Milton Friedman. Pero todo se siente muy familiar después de tantos documentales que exploran temas similares.
La docu-película también tiene algún momento cursi, como con la inclusión de una discusión entre Abigail y su hermana Susan en la que esta última sugiere que haga una película para abordar los problemas. "Bueno, esa fue la razón", admite Abigail.
Un mensaje poderoso
Aun así, la película hace una declaración extremadamente poderosa, oportuna e importante, especialmente viniendo de alguien cuyo nombre tiene un peso tan simbólico. Disney merece un tremendo crédito por defender lo que es correcto, incluso si eso significa morder la mano de la familia que la alimenta.
Imagen promocional del comprometido documental. | 
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