Durante muchos años, la hegemonía de Rotten Tomatoes, que presumía representar la opinión media de los críticos, se había convertido en una dominación abominable. Se usaba como un arma para desacreditar a quienes no estaban alineados con el supuesto 'consenso crítico' de la plataforma.
Sin embargo, ayer, una investigación de Vulture reveló una intriga llena de artimañas y engaños. No sorprendentemente, algunas productoras habían sobornado a críticos para mejorar sus calificaciones, dejando al descubierto el telón de la farsa.
Los hechos
Todo comenzó en 2018, cuando una película llamada 'Ophelia', protagonizada por Daisy Ridley y que ofrecía una reinterpretación de 'Hamlet', recibió críticas bastante desfavorables. Con solo trece reseñas, tenía una calificación de aprobación del 46%, es decir, una calificación de 'podrido' en Rotten Tomatoes. Sin embargo, la agencia publicitaria detrás de la película, Bunker 15, buscó apoyo en la crítica a través de métodos poco éticos. En lugar de utilizar un 'talonario', pagaban 50 dólares por una crítica positiva. Por supuesto, los críticos convencionales no estaban dispuestos a comprometer su integridad por tan poco dinero, por lo que Bunker 15 se dirigió a críticos menos conocidos, que estaban dispuestos a vender sus opiniones.
Lograron elevar la calificación de 'Ophelia' al 62%, convirtiéndola en una película 'fresca' de manera artificial. En un correo electrónico, Bunker 15 detalló los pasos a seguir si alguien quería dar una opinión positiva, incluso si no le gustaba la película. Según ellos, algunos críticos 'muy amigables' estaban dispuestos a no publicar sus críticas en sus sitios web principales, sino en blogs menos visibles que Rotten Tomatoes no rastreaba. De esta manera, aseguraban que la plataforma solo capturaba críticas positivas, beneficiando a todos, excepto la integridad del periodismo.
La reacción de Rotten Tomatoes
El agregador de críticas ya ha anunciado su intención de despedir a esos periodistas y de llevar a cabo una revisión del sistema en general. Sin embargo, en última instancia, todo se reduce a lo que expresó Paul Schrader:
"Los estudios no crearon Rotten Tomatoes, y a la mayoría no les gusta, pero el sistema está defectuoso. El público ha cambiado. La gente común ya no consume reseñas como solía hacerlo. Rotten Tomatoes es una herramienta que los estudios pueden utilizar, y así lo hacen".
Es importante tener en cuenta que aproximadamente un tercio de la población estadounidense consulta esta plataforma antes de ir al cine, a pesar de ser una estrategia comercial evidente.
El futuro de Rotten Tomatoes
Martin Scorsese ha señalado que Rotten Tomatoes reduce al director al papel de un 'creador de contenido' y al espectador a un 'consumidor sin riesgos'. ¿Este escándalo afectará la percepción general que el público tiene de Rotten Tomatoes, donde una crítica moderadamente positiva tiene el mismo peso que una entusiasta?
Es un deseo, pero la plataforma está arraigada en el actual ecosistema cinematográfico y es poco probable que caiga por su propio peso, ya sea con o sin pagos de cincuenta dólares en el camino. |
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