El actor Claudio Rissi, reconocido por su larga trayectoria y famoso en los últimos tiempos por su papel en la serie "El marginal", falleció recientemente en un sanatorio de la ciudad de Buenos Aires. El intérprete, de 67 años, estaba luchando contra el cáncer. Su novia, Natalia Ojeda, confirmó la triste noticia de su fallecimiento a LA NACION. Rissi se encontraba internado en la clínica Los Arcos, ubicada en el barrio de Palermo.
Si Claudio Rissi fuera comparado con el título que distinguió a Tato Bores como ningún otro, podríamos afirmar con total justicia que estamos frente al verdadero e indiscutible "actor secundario de la Nación". O, con igual importancia, un actor de carácter, superando la ambigüedad que siempre tuvimos en relación a la traducción literal de la expresión en inglés "character actor", que en ese idioma se refiere precisamente a los miembros del elenco de una obra.
Claudio Rissi fue un actor que encarnó un tipo de personaje particular en sus obras, caracterizados por detalles clave que los hacían inusuales, excéntricos, llamativos y curiosos. Además, algunos consideraban que su presencia imponía autoridad, como cuando golpeaba la mesa y establecía condiciones para garantizar la convivencia y el equilibrio en adelante. Rissi se destacó por su formación y características únicas, lo que le permitió llegar lejos gracias al reconocimiento del público, sus colegas y la crítica especializada. Su versatilidad para interpretar una amplia gama de personajes con el mismo compromiso hizo que sus "personajes secundarios" se convirtieran en protagonistas en la memoria de los espectadores.
Abundan los momentos destacados en la carrera de Claudio Rissi en el cine, teatro y producciones audiovisuales para TV y streaming, donde su presencia se destaca y alcanza un vuelo propio perdurable. Su lista de personajes es extensa, desde el inolvidable Mario Borges de "El marginal" hasta el doctor Maciel de "Chiquititas", el Fletero de "Okupas", el Rey de la noche de "76 89 03", el comisario Filippi de "El puntero", el Beto Palazzo de "Valientes", el tucumano Cortés de "Entre hombres", y el padre de Diego Maradona en "Sueño bendito". ".
Cuando era niño, a los diez años, descubrió su pasión por la actuación en los actos escolares. Sin embargo, no fue hasta los 18 años que comenzó sus estudios de teatro vocacional en el Club River Plate. Luego, ingresó a la Escuela Nacional de Arte Dramático, donde se formó con destacados maestros como David di Nápoli y Lorenzo Quinteros.
En una entrevista realizada hace solo un año, Rissi bromeaba sobre su rostro serio, diciendo que comenzó haciendo humor en la Escuela Nacional de Arte Dramático, pero por razones personales, adoptó esa expresión más seria. Incluso mencionaba que los productores lo llamaban cuando necesitaban un personaje criminal, diciendo: "Llámenlo a Rissi que ya el muerto se lo trae de la casa". Añadía que sabía interpretar muchos de esos personajes y que además, le divertía hacerlo.
En 1979, Rissi firmó su primer contrato con el Teatro Presidente Alvear, marcando el inicio de su camino como actor en el teatro. A lo largo de su carrera, ha recorrido un extenso camino en el teatro, el cine y la televisión. Ha participado en obras de teatro como "Terrenal" y "Kilómetro Limbo", y en películas como "Lugares comunes", "Aballay", "La novia del desierto", "La sombra del gallo", "Erreway 4 caminos", "Juan y Eva", entre muchas otras. Además, ha tenido apariciones en series de televisión como "Poliladron", "Okupas", "El puntero", "Maradona sueño bendito", "El jardín de bronce", "Un gallo para Esculapio", "En terapia", "Los vecinos en guerra", "Epitafios", "Valientes", "Tiempo final", "Gasoleros", "Chiquititas", entre otras. A lo largo de su carrera, ha experimentado altibajos propios de la profesión.
El arte dramático era su pasión absoluta. A pesar de su apariencia seria, también tenía un lado payaso y disfrutaba haciendo cosas extravagantes con su cuerpo. Comparaba estos juegos con ropa guardada en el armario, que podía sacar cuando le tocaba interpretar un personaje y decir: "Ah, esta camisa podría servirme, y aquel pantalón también, o esos zapatos". Estas herramientas eran emociones y comportamientos guardados que siempre eran útiles y nunca sobraban.
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