A mediados de la década pasada, Kevin Hart había subido a la cima de la comedia, llenando estadios, lanzando especiales de Netflix y produciendo éxitos de taquilla como 'Vaya patrulla' y 'The Upside'. Pero para Hart, hacerse rico y famoso era solo el primer paso para hacerse aún más rico.
Hoy en día, el estrellato es una mercancía, más monetizable que nunca, y pocos han sabido aprovecharlo mejor que Hart, quien, paralelamente a su carrera de actor de comedia, ha construido un imperio empresarial diversificado que abarca desde el cine y la televisión hasta la salud y el fitness, los bienes de consumo envasados, los licores, la ropa deportiva, la tecnología financiera y la biotecnología. Hoy en día muchas estrellas de Hollywood tienen una empresa de producción o bien hacen de intermediarias para las marcas (¿un Nespresso?), unas pocas han creado sus propias empresas de éxito y un número aún menor ha lanzado sus propios fondos de capital riesgo. Lo que diferencia a Hart de otros artistas emprendedores no es sólo que haga todo lo anterior, sino también el ritmo de su ambición: Nadie puede presumir de haber tenido un 2022 más prolífico.
Hart tiene acuerdos de colaboración con numerosas marcas, como Sam's Club y DraftKings, y sigue haciendo anuncios para JPMorgan Chase, con las que tiene una afinidad personal. "Es muy fácil para mí adoptar [estas marcas] e integrarlas en mi día. Nunca es un esfuerzo".
Últimamente su entusiasmo se ha dirigido hacia las empresas de productos de consumo en las que ahora tiene una participación. En el sector del fitness, éstas incluyen las máquinas de remo Hydrow, de las que es inversor y director creativo, y Fabletics. En 2020, Hart lanzó la línea Fabletics Men, que sacó su tercera colección de ropa activa en enero. "El éxito en torno a la marca, está unido a mi éxito porque no solo amo el producto, sino que creo que el mundo va a amar el producto", dice Hart. "Así que tener Fabletics todos los días, todo el día, no es una tarea. Es una obligación, ¿no?".
En mayo, Hart presentó su tequila de alta calidad, Gran Coramino, con el que compite con la marca Teremana de su amigo y frecuente coprotagonista Dwayne Johnson. A lo largo de los años, numerosas marcas de bebidas alcohólicas se han puesto en contacto con Hart, pero no se decidió hasta que se reunió con Juan Domingo Beckmann, la undécima generación de fabricantes de tequila, que elaboró para Hart una expresión cristalina ultrafiltrada (59 dólares) y un añejo recién lanzado (113 dólares).
En agosto, Hart abrió el primer local de Hart House, su cadena de comida rápida basada en plantas, en el barrio de Westchester de Los Ángeles. El cómico se pasó a una dieta flexitariana (sobre todo plantas, algo de pollo) después de años de "machacar carne roja sin parar" en la carretera, y de ver que "mucha gente de mi familia se quedaba corta con los ataques al corazón, la hipertensión y los derrames cerebrales" como resultado de una mala alimentación. La idea de Hart era introducir los beneficios de una dieta centrada en las plantas en comunidades con pocas opciones de este tipo.
Además, en primavera Hart lanzó su nueva productora de medios, Hartbeat, atrayendo una inversión de 100 millones de dólares de la empresa de capital privado Abry partners.
Según Thai Randolph, director general de Hartbeat, el año más destacado de Hart fue producto de una tormenta de ideas de cuatro días en el hotel Montage de Cabo a mediados de 2021. Hart había enviado a 60 empleados para levantar la moral en el momento más álgido de la pandemia, pero el retiro resultó ser "una llamada a la acción en todo este ecosistema para que soñáramos más, colaboráramos de forma más audaz y nos replanteáramos la posibilidad de lo que podría ocurrir", explica Randolph.
Hart ya era un tipo con buena vista para los negocios antes de hacerse conocido. Se autofinanció varios de sus primeros especiales de stand-up, gastando 750.000 dólares para producir y estrenar su especial de 2011 Laugh at My Pain en los cines, donde recaudó más de 7 millones de dólares. Ese éxito no hizo más que reforzar las ambiciones empresariales de Hart. "No era el empresario que soy hoy", dice Hart. "Al principio, no sabía nada. Era una esponja y absorbía un montón de información al estar rodeado de gente que hacía las cosas que yo quería hacer".
Robert Roman, un gestor de patrimonio que conoció a Hart en una cumbre unos años después, recuerda que ya entonces estaba claro que Hart "quería ser un magnate". Roman y Hart congeniaron, y hoy Roman supervisa Hart Ventures, la empresa de capital riesgo del artista, que tiene participaciones minoritarias en docenas de empresas que coinciden con los intereses y valores de Hart, como la marca de ropa de calle Mitchell & Ness, la empresa de comida vegana BeyondMeat y la plataforma social de pedidos de comida Snackpass. En octubre, Hartbeat Ventures anunció su primera inversión institucional, procedente de J.P. Morgan.
Hart rara vez pasa más de unos meses en su casa de Los Ángeles, pero cuando lo hace, está en sus oficinas de Encino todos los días. El cómico no puede resistirse a soltar algún que otro chiste en las reuniones, reconoce Randolph. "Pero, sorprendentemente, lo único que no es una broma para él es el dinero y la cuenta de resultados".
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