Aunque Bond 26 tiene muchos retos por delante, el mayor problema de la próxima película de James Bond no tiene nada que ver con quién interpreta a 007 en la franquicia. La entrega número 26 tiene mucho que hacer. No Time To Die no sólo fue la primera película oficial de la larga franquicia James Bond en la que murió una versión de Bond, sino que también fue un canto del cisne agudo, rápido y sorprendentemente conmovedor para Daniel Craig.
No sólo eso, sino que el cambiante panorama de las superproducciones no ha facilitado las cosas a los creadores de la franquicia James Bond y sus planes para el siguiente filme de la saga.
El nuevo estilo del cine de hoy en día
Ahora que Craig ha terminado con el papel, Bond 26 necesita hacer que 007 vuelva a ser divertido para mantener el tono más ligero de las superproducciones de acción modernas. Mientras que las primeras películas de Craig captaban a la perfección el tono melancólico y angustiado del cine de acción de mediados de los años 2000, el género ha girado en una dirección mucho más tonta y autorreferencial desde principios de la década de 2010.
No Time To Die y Spectre hicieron algunas concesiones a este cambio, pero los elementos cómicos de ambas películas resultaron algo chocantes tras la tragedia de Casino Royale y Skyfall. Sin embargo, este problema se hará mucho más evidente cuando Bond 26 intente reinventar la franquicia.
Bond 26 necesita mantener el canon de la era Craig
El mayor problema al que se enfrenta Bond 26 es si debe mantener el canon establecido por las películas de James Bond protagonizadas por Craig. Si la siguiente película mantiene el canon de la era Craig, entonces la secuela también tendrá que mantener algunos de los tonos adustos y sin humor de esas películas (ya que están ambientadas en el mismo mundo).
Sin embargo, si Bond 26 abandona el canon que construyeron las películas de Craig en el papel, la secuela perderá un reparto estelar y una construcción del mundo bien establecida que habría hecho mucho más fácil para la franquicia James Bond ampliar su universo ficticio con spinoffs.
Cómo Bond 26 puede solucionar el problema
Así pues, o Bond 26 pierde a Paloma y a las queridas versiones de M, Q y Miss Moneypenny, o la franquicia se queda estancada en el mismo universo en el que tuvo lugar Casino Royale, lo que significa que la secuela no puede contar con esbirros explosivos, villanos extravagantes ni humor tonto autorreferencial.
Sin embargo, existe una tercera opción que la franquicia James Bond podría adoptar. Si Bond 26 mantuviera a algunas de las estrellas secundarias de la franquicia, pero no a todas, la secuela daría un nuevo giro al canon existente que no fuera una continuación directa de la historia de No Time To Die. Así fue como las anteriores películas de Bond gestionaron el cambio, cambiando periódicamente el reparto de personajes como Moneypenny, M y Q. | 
U.S.A.
Política de Privacidad
